El Castillo de Salobreña se encuentra ubicado en el punto más
alto de la ciudad, por lo que las vistas son impresionantes.El castillo
fué construido por los árabes como lugar de descanso aunque también
ejerció la función de cárcel. 
El centro histórico de Salobreña representa la singularidad de los lugares con encanto, llenos de historia y de cultura y a la vez, enclavados en un bello paraje. Escondido en el interior de la antigua muralla mediaval que protegia a la población, con calles de irregular trazado, empinadas, retorcidas, el casco antiguo nos habla de su pasado nazarí.
Barrios como La Loma, Brocal, Albaycín (os suena, verdad?), nos regalan blanquísimas e impolutas estampas salpicadas de infinidad de colores. Las flores son las reinas en este lugar.

La Playa de Salobreña es una playa tranquila y con mucha oferta hostelera en sus alrededores. Los atardeceres en ella, como se puede ver en la foto, no tienen desperdicio.
El Peñon de Salobreña lo podemos encontrar en el Paseo Marítimo de Salobreña, desde aquí se pueden observar unas bonitas vistas de la costa. En otros tiempos fue un islote separado de la península de Selambina y se han hallado restos arqueológicos de época romana, como monedas o pequeñas imágenes.
Museo de Salobreña. Este pequeño museo resume la historia de
Salobreña desde sus orígenes, con
explicaciones sobre la formación geológica del valle, evolución histórica de
la zona, desde la Prehistoria hasta la época árabe, con muestras de utensilios
y maquetas de la villa. Enfrente se puede visitar la antigua cárcel.
Iglesia Nuestra Señora del Rosario. Cerca de la Alcazaba. Es una obra mudéjar del siglo XVI que fue edificada
sobre los restos de una antigua mezquita. La cubierta primitiva estuvo revestida de un artesonado de madera
que se incendió a principios del siglo XIX.
Por lo demás, conserva valiosas imágenes de los siglos XVI Y XVII,
como la imagen de la Virgen.
Fijaos en la entrada por la puerta situada al sur, de estilo árabe.

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